Soñar,
soñar la noche,
la calle,
la
escalera
y el grito de la estatua
desdoblando
la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar
sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar
el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo
el muro
y correr hacia el muro y tocar un
espejo.
Hallar en el espejo la estatua
asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana
imprevista
y jugar con las fichas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien
cien veces
hasta oírla decir: "estoy muerta
de sueño".
Brassaï - Xavier Villaurrutia
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