ÉSTE ES UN AMOR
Efraín Huerta - Henri Cartier-Bresson
Éste es un amor que tuvo su origen
y en un principio no era sino un poco de
miedo


y una ternura que no quería nacer y
hacerse fruto.
Un amor bien nacido de ese mar de sus
ojos,

un amor que tiene a su voz como ángel y
bandera,

un amor que huele a aire y a nardos y a
cuerpo húmedo,
un amor que no tiene remedio, ni
salvación
ni vida, ni muerte, ni siquiera una
pequeña agonía.

Éste es un amor rodeado de jardines y de
luces
y de la nieve de una montaña de febrero
y del ansia que uno respira bajo el
crepúsculo de San Ángel

y de todo lo que no se sabe, porque nunca
se sabe

por qué llega el amor y luego las manos
-esas terribles manos delgadas como el
pensamiento-

se entrelazan y un suave sudor de -otra
vez- miedo, brilla como las perlas abandonadas
y sigue brillando aún cuando el beso, los
besos, los miles y millones de besos se parecen
al fuego

y se parecen a la derrota y al triunfo
y a todo lo que parece poesía -y es
poesía.

Ésta es la historia de un amor con
oscuros y tiernos orígenes:
vino como unas alas de paloma y la paloma
no tenía ojos

y nosotros nos veíamos a lo largo de los
ríos

y a lo ancho de los países

y las distancias eran como inmensos
océanos

y tan breves como una sonrisa sin luz
y sin embargo ella me tendía la mano y yo
tocaba su piel llena de gracia

y me sumergía en sus ojos en llamas

y me moría a su lado y respiraba como un
árbol despedazado

y entonces me olvidaba de mi nombre

y del maldito nombre de las cosas y de
las flores

y quería gritar
y gritarle al oído que la
amaba

y que yo ya no tenía corazón para amarla

sino tan sólo una inquietud del tamaño
del cielo

y tan pequeña como la tierra que cabe en
la palma de la mano.

Y yo veía que todo estaba en sus ojos
-otra vez ese mar-, ese mal, esa peligrosa bondad,
ese crimen, ese profundo espíritu que
todo lo sabe

y que ya ha adivinado que estoy con el
amor hasta los hombros,

hasta el alma y hasta los mustios labios.
Ya lo saben sus ojos y ya lo sabe el
espléndido metal de sus muslos,

ya lo saben las fotografías y las calles

y ya lo saben las palabras -y las
palabras y las calles y las fotografías

ya saben que lo saben y que ella y yo lo
sabemos y que hemos de morirnos toda la vida para
no rompernos el alma
y no llorar de amor.

Henri Cartier-Bresson - Efraín Huerta
No hay comentarios:
Publicar un comentario