Un brindis de piratas
Enrique Symns - Junku Nishimura
Los viajeros solo
desean llegar y partir de los puertos, nunca permanecer.
En los puertos, la
vida es una aburrida parodia. Hay pianistas, payasos y toda clase de inventos
para entretener a los que viajan. Hay amores para acompañar la soledad y juegos
dramáticos para perder el tiempo.
Al atardecer de
los sueños, el marino siempre se asoma a esa mágica sensación de que la vida
empieza al borde del abismo que separa los mundos.
El mundo de los muertos que
parece vivir y el mundo de los vivos que simulan estar muertos.
La aventura es
mas allá, en el Mar del Nunca Jamás, donde alguien nunca olvida que es Nadie.
Al marino no le interesan las noticias que circulan por la tierra de Siempre.
En esa tierra, la realidad son modas que el tesorero acumula en los cofres de
la ausencia.
Todos los días
nos vemos obligados a escoger entre ser el guerrero-pirata-loco-extraterrestre
o ser el lame-mocos que solo quiere casarse-escribir el libro-alquilar el
depto-comprar marihuana para llenar de escombros su vacío.
Es más cómodo
viajar en silla de ruedas sobre la autopista de las emociones controladas. Es
mas cómodo que andar rengueando por caminos desconocidos.
Es mas cómodo
internarse en el asilo de las costumbres que seguir recorriendo nuestro miedo a
la oscuridad.
Este 31 de
diciembre, uno de esos días en que el gris de la ausencia alcanza su mayor
brillantez, quizá sea bueno asomarse nuevamente a esa peligrosa escalera.
Por
eso voy a brindar con ustedes, mis amigos,
para que esa noche nos encontremos
en el espacio imaginario de nuestros sueños.
Brindo por todos
aquellos que insisten en desconocer el misterio de la existencia.
Por que en el
brindis cierren los ojos
y que al volver a abrirlos el escenario sea otro, y la
obra, maravillosa.
Brindo por los
intrépidos que hoy están tristes,
por los vagabundos que se creen perdidos,
por
los rebeldes que están resignados,
por los perseguidos que tímidamente poseen
el secreto.
Que se cumplan sus peores propósitos. Que gocen el peor momento.
Que sigan siendo polizones ocultos entre los pliegues de la pesadilla
colectiva.
Que nunca los encuentren, que siempre lleguen a tiempo o que no
exista el tiempo, para que puedan llegar.
Brindo por mis
invisibles amigos, los que saben que no saben,
los que, deseando vivir, viven
simplemente deseando.
Que funden su
reino,
que encuentren su magia,
que hagan la fiesta,
que nunca se pierdan.
Y
de no ser así, que el mundo se pudra en el infierno que nos sugieren.Enrique Symns - Junku Nishimura
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